lunes, 14 de septiembre de 2009

Nacer y morir, la misma cosa envuelta en misterios distintos.


Un paso más que dar en el infinito correr de los tiempos.


No hay un punto de partida


No hay un punto de llegada


Ni causa, ni meta


Solo un camino


Es el dulce privilegio de estar aquí el sentido mismo de la existencia


poder caminar bajo un cielo azul, recorrer verdes prados, mirar las estrellas


sentir tu piel cálida y suave


es recibir el don de la vida con humildad, disfrutar de este bello lugar, con conciencia y gratitud


y al final cuando la rosa pierda su color y se marchite, despedirse con una sonrisa.


Nacer y morir dos fenómenos insignificantes frente al maravilloso milagro de vivir.

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